Ahorra tiempo y aceite, mejorando la calidad.
La forma tradicional de sellar las albóndigas es la fritura, ya que necesitamos una cocción rápida en la parte externa que nos permita fijar la forma.
En esta fase no nos preocupa el interior, ya que por lo general se acabará cocinando en la salsa.
Todo bien, salvo que el método necesita de supervisión, el aceite es caro, se estropea rápido con este tipo de cocciones y encima provocamos una mayor merma en el producto.
¿Solución?
Pues imaginamos que como para todo en la vida habrá varias, pero para nosotros, una de las mejores es sellarlas en el horno.
¿Por qué?
Por lo de siempre: se puede programar, se puede controlar por temperatura interna, se puede delegar y siempre sale igual.
¿Qué necesitamos?
Un poco de conocimiento (el que te dará este texto) y el accesorio de cocción correspondiente.
Te explicamos todo lo necesario:
Necesitamos alta temperatura, poca humedad y velocidad alta de ventilador.
La cantidad de grasa dependerá de la mezcla de la carne. Si tiene un alto porcentaje de grasa te recomendamos no añadir más. En caso contrario, bastará con pulverizar aceite por la parte externa.
Para que la parte de abajo no quede blanca y recocida, necesitaremos de bandejas que transmitan calor. Hierro o granito pueden ser la mejor opción.
Ya que estamos, lo ideal es controlar la cocción por la temperatura interna en lugar de por tiempo, así nos aseguramos el resultado.
Aquí os dejamos un video de David Massé sobre esta cocción.
Respecto a las bandejas de cocción.
Las del video son este modelo, aunque hay otras que también pueden hacer la función. Por lo general, 40mm es la altura más polivalente. Nos permite hacer sellados, empanados e incluso algún rehogado.
Si tienes dudas sobre cuántas o qué tamaños comprar, pregúntanos.